Navidades en el pueblo

Un niño va a pasar, por primera vez, las vacaciones de Navidad con sus padres y su hermana en el pueblo. Está nervioso y muy contento, ya que para él el pueblo siempre ha significado verano y tiene ganas de verlo cubierto de nieve, con sus abuelos, tios y primos. Van a ser unas Navidades diferentes y aún no lo sabe pero las recordará toda su vida.

El viaje

¿Queda mucho? pregunta alterado sin dejar de mirar por las ventanillas. Cinco minutos menos que la última vez que me has preguntado, responde paciente y con una gran sonrisa su madre. En cambio la hermana está de morros. Todas mis amigas van a quedar todos los días y este año les van a dejar volver a casa a las once y yo tengo que venir a este pueblo…. Termina la frase mascullando.

Las temperaturas son mucho más bajas en el pueblo, algo que se empieza a notar en la carretera. A ver si hacen de una vez la autopista, maldice el padre que tiene que pasar un paño en la luna delantera del Ford Fiesta. A este paso y con esta carretera no vamos a ganar para ruedas. En cambio al benjamín no le importa ese traqueteo, es divertido, dijo una vez, es como ir en tren.

El pueblo

Llegan de noche con lo que el pueblo se antoja de cuento. Efectivamente una capa de nieve cubre todo; coches, bancos, tejados y árbloles. El corazón se le sale por la boca. Qué ganas de ver a los primos y jugar. Mañana, piensa, iremos al carrascal, a ver como está con nieve
Nada más salir del coche todos han salido a saludarles al patio de la casa. ¿Qué tal el viaje? pregunta un tío al padre.

Una vez en casa, con esa cocina de leña, a ver si ponéis una más moderna, dice alguien, ¿para qué? replica el abuelo, con lo mayores que somos ya. Los primos ya están jugando a asustarse por los largos pasillos oscuros de la parte de arriba, la de las habitaciones, mientras que la hermana hojea una Pronto de su tia, que le cuenta lo mal que lo pasaba a su edad cuando sus padres, los abuelos, no le dejaban salir hasta tarde.

Navidad

Nadie hace el cordero como la abuela, eso siempre lo ha escuchado pero es verdad. Todo está riquísimo, aunque mira por el rabillo del ojo la bandeja repleta de polvorones, nueces y piñones que espera sobre la nevera. Todos cantan villancicos, excepto los de siempre, que siempre andan medio discutiendo y en navidad no iban a hacer una excepción.

Después del postre te enseño una cosa, le dice uno de los primos, es una cosa que me he encontrado esta mañana detrás de la huerta. Pero no te puedo decir todavía lo que es. Vaya, ahora va a estar todo el segundo plato y el postre pensando qué puede ser. Una tía ha traído una bolsa con caretas, matasuegras y se dispone a cantar un villancico.

Se ha acabado el postre y los primos se levantan, ¿Adónde vais? Preguntan los padres al unísono como si lo tuviesen ensayado. A jugar fuera. Pues abrigaos y no vayáis a la huerta que luego os cargáis todo el trabajo del abuelo. En la huerta juegan a hacer que fuman por el vaho que sale de sus bocas al hablar. Bueno ¿qué has encontrado? Dan unos pasos. Esto, yo creo que es una huella de un animal muy grande. Efectivamente era una huella enorme. Acto seguido les entra el miedo a la vez y corren despavoridos a casa donde ya han puesto la televisión, aunque es tarde y mañana será un día muy largo. A la cama. A seguir hablando, eso sí.

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Comentarios (13)

  • Javier Ikaz Reply

    El pueblo de las fotos es Uruñuela, en La Rioja. Las fotos están sacadas de las webs. foro.ciudad y Errioxa.blogspot

    18 diciembre, 2012 at 14:32
  • Rebeca Reply

    Me ha gustado la historia, quizá porque le pongo cara a todo el mundo o veo la casa o la huerta. Estas fiestas van cambiando a medida que crecemos pero aún así ¡¡¡Feliz Navidad!!!

    18 diciembre, 2012 at 15:04
  • Derleth Reply

    ¡Qué entrañable y qué acogedor todo! Yo no he tenido navidades en los pueblos jugando con primos, pero me ha encantado esta historia.

    18 diciembre, 2012 at 15:21
  • Carlos Reply

    Inviernos con Nieve, Benasque, mucha Nieve en mi infancia.

    18 diciembre, 2012 at 15:58
  • Guada Reply

    Me encantaban!! Mi “pueblo” es en Zamora y aunque no tengo recuerdo de verlo nevado, si me acuerdo del super-frío que hacía, la chimenea y los braseros, las bolsas de agua en los colchones de lana, los niños dormíamos amontonados, jugábamos al bingo por la noche y sobre todo nos reíamos y disfrutábamos en familia, sin cosas especiales ni cachibaches raros… Es un tópico, pero no hay Navidades como las de antes, y en el pueblo más.

    18 diciembre, 2012 at 16:02
  • maria Reply

    Mis Navidades eran en Selaya; cómo nevaba en Nochebuena!!! Nos reuníamos 32 personas y mi Abuela Cuca era la encargada de los fogones. Cuántas cazuelas recuerdo en “la lumbre”… Despues de cenar, a los pequeños nos hacían cantar y después de cantar, salíamos escopetados a la calle dejando a la abuela preocupada “habrán llevado los niños bastante abrigo? A ver si cogen una pulmonía porque hace un frio que pela”

    18 diciembre, 2012 at 17:11
  • Anonimo Reply

    Yo no tengo pueblo y en invierno mis padres se quedaban en Madrid por eso quizás no me guste demasiado el invierno, pero la navidad también es bonita aquí en Madrid.

    18 diciembre, 2012 at 20:29
  • tori Reply

    recuerdo estas nevadas en Uruñuela … me encanta mi pueblo …

    18 diciembre, 2012 at 20:44
  • Angeles Reply

    Las navidades en el pueblo de mi padre… eran especiales… :) Feliz navidad

    18 diciembre, 2012 at 22:09
  • ALMUDENA Reply

    Aunque yo no tengo pueblo y las Navidades las pasaba en Madrid en casa de los abuelos ( tanto los de padre como los de madre, eran vecinos por lo que te pasabas el día de un portar al otro ), las Navidades eran preciosas y esos reencuentros con los primos inolvidables.
    Si, también había algunos de los de las caras largas, pero cuando eres niño lo único que deseas es pasar una noche rodeado de tu familia, de esos abuelos a los que adoras, de tus padre y hermanos a los que tanto quieres, comertelo todo e irte a jugar con tus primos a los que ves de vez en cuando y con los que quieres compartir una noche tan especial acostandote a las mil, jijiji.
    Y con tus tíos y tías que no paran de reír y de jugar a las cartas y contar chistes guarros de esos que se contaban en nuestra niñez y los miras feliz, porque en ese momento las caras de tus abuelos, de tus padres y tíos ríen al unísono, todos juntos y en el fondo de sus miradas se sigue divisando una picara luz, la misma de cuando eran niños, esa pequeña inocencia que no les terminara de dejar en toda su vida y que recuperan estando con los suyos reuniendose con las personas con las que compartieron tantos buenos y malos momentos.
    Me voy a jugar con mis hermanos y primos y a crear esos pequeños recuerdos con los que reírme un día de Navidad, como están haciendo ahora mismo los mayores.

    GRACIAS POR AYUDARME A RECORDAR UNA DE MIS NAVIDADES, así las vivía yo. Y así, me gusta seguir recordandolas

    18 diciembre, 2012 at 23:58
  • Ana Reply

    yo no tengo pueblo, soy de Sevilla capital pero recuerdo las navidades en mi casa muy familiares, recuerdo q yo vivía en un bloque de pisos y todos mis vecinos despues de cenar con las puertas abiertas, no solo los de mi planta sino de casi todas e ir de una casa a otra jugando pq casi todos los niños q allí había teníamos la misma edad aprox. me encataban y aún me siguen gustando a pesar de q ya echo de menos a muchas personas. Esto se aplicaba tambien en fin de año.

    19 diciembre, 2012 at 13:00
  • Luis Reply

    Cambia el Ford Fiesta por un Renault 12 y talmente mis navidades infantiles.

    19 diciembre, 2012 at 16:32
  • SONIA Reply

    ayer no pude publicar mi historia pq no me funcionaba el teclado, asique hoy aprovecho al maximo. Mis navidades fueron muy especiales la nochebuena y navidad las pasaba en el pueblo de mi padre.(un pueblo de cuenca) en cuanto nos daban las vacaciones de navidad nos ibamos al pueblo, veiamos la loteria, ibamos a buscar a las amigas, por la noche nos reuniamos toda la familia con mi abuela que fallecio hace un mes con 100 años y cantabamos villancicos con la estufa redonda de leña, dormiamos en camas grandes varias personas y entre los pies teniamos la botella de agua caliente, no habia calefaccion, se te congelaba la pasta de dientes, mi padre se vestia de papanoel y llamaba a la puerta y dejaba un saco lleno de regalos y mirabamos emocionados a traves de la ventana haber si le veiamos pasar, despues de la cena nos ibamos a la misa del gallo.y en nochevieja me quedaba aqui en madrid algun año con mis abuelos maternos tb fallecidos hace años, eran diferentes pero tb muy bonitas junto a ellos, escribo estas lineas con lagrimas en los ojos de recordad aquellos años vividos tan bonitos y lo felices que eramos con pocas cosas

    26 junio, 2013 at 15:55

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