Seguramente muy pocos le conozcáis por su nombre, pero no hay ni un solo EGBero que no haya tenido en sus manos su gran invento: la cinta de cassette. Bueno, quien dice en las manos dice en el radio cassete, walkman o incluso en aquellos primeros Spectrum y ordenadores Amstrad y Commodore cuyos juegos iban a cassette.

El pasado sábado falleció en Holanda Lou Ottens a los 94 años, el ingeniero responsable de la creación de las cintas de cassette que revolucionaron el mercado de la música durante las últimas décadas del siglo XX.

Fue a principios de los años 60 cuando Lou Ottens, quien trabajaba en la compañía Hasselt (propiedad de Endhoven Philips), se encargó de dirigir el equipo que desarrolló el prototipo de la cinta de cassette. En 1964 ya estaba finalizado y se mandó a fabricar a Alemania para empezar a comercializarse en Europa en 1965 y a partir de 1969 en EEUU.

El éxito de este nuevo soporte físico fue inmediato y no paró de crecer durante los años 70 y 80 vendiéndose millones y millones de cassettes en todo el mundo. Físicamente este pequeño formato era una carcasa rectangular de plástico que albergaba dos carretes entre los que pasaba una estrecha cinta magnética a unos 4,76 centímetros por segundo. Contaba con dos caras y aunque la calidad de sonido no era mejor que el disco de vinilo sí que resultaba mucho más fácil de manejar y almacenar.

Otra de las claras ventajas de este nuevo formato era que permitía la grabación en el ámbito doméstico y ahí no tenía ningún otro competidor. Era una práctica muy habitual en los años de la EGB comprar cintas vírgenes y grabar canciones de nuestra emisora favorita de la radio tratando de evitar el momento en el que el locutor hablaba. Más tarde ya llegaron las minicadenas y equipos de música, que además de tocadiscos incorporaban una doble pletina, que permitían hacer duplicados y copias de todos los discos de la época. ¿Quién no tenía en su casa una colección de cassettes grabados similar a la de esta foto?

Fue a partir de los años 90 cuando el cassette vivió su declive propiciado por el auge de un nuevo formato que nos acompaña hasta nuestros días: el Compact Disc.

Descansa en paz Lou y gracias por las horas y horas de música escuchadas en nuestro formato más querido, porque es con el que hemos crecido.