Hoy ha sido una de esas mañanas tontas en las que cambias la ruta de vuelta a casa para pasar por delante del colegio donde estudiaste. Un lugar no muy lejos de mi casa actual pero que, por cosas de la rutina, hacía un montón de tiempo que no veía. ¡Vaya cambio! Lo que era un camino de gravilla y varias huertas con muelles de camas como puertas improvisadas es hoy un jardín botánico, impoluto.
La fachada del colegio poco ha cambiado, alguna que otra mano de pintura nueva y poco más. Eso sí, ya no está la casita del conserje, a un lado del patio. Esa clase de detalles tontos que te molestan, ya ves. Unos instantes mirando a aquel edificio que odiaste y que recuerdas con cariño (¡lo que es la nostalgia!) y de pronto, cuando vuelves a tu rutina diaria y tratas de retomar el camino de vuelta a casa te encuentras de frente con aquel compañero de clase que también ha variado precisamente hoy su ruta de vuelta a casa. (más…)